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La valija “gastronómica” de los expatriados

Actualizado: 27 jul 2023

Teniendo en cuenta que éste es un blog en el que la cocina ocupa un papel importante, hoy te propongo hablar sólo de “alimentos en las valijas ítalo-argentinas”, o en otras palabras: el tráfico de cosas ricas de un país a otro.



Armar valijas siempre me pone nerviosa. No es lo mismo armar una valija para ir, que para volver.


¿Cuántas cosas comestibles, y por qué, han viajado conmigo de Italia a Argentina, o de Argentina a Italia, en estos 20 años? Te puedo asegurar que son muchísimas. ¿Será que cuando el corazón es grande, la panza también? Haciendo esta lista, me he dado cuenta que la comida ocupa un espacio importante, no sólo en mi vida, sino también en mis valijas. Y seguramente en las valijas (y la vida) de todos los que emigramos.


De Argentina a Italia

Cómplice, seguramente, la nostalgia y las costumbres

  • Esencia de vainilla: no me gusta el sabor de la “vainillina” italiana y no se vence nunca (o casi).

  • Gelatina sin sabor: en Italia sólo se consiguen las hojas. Acá te hablamos de ella.

  • Polvo Royal: no hay; sí se encuentran, en cambio, otros tipos de leudantes.

  • Harina para chipá: si te la regala la prima correntina, no podés decir que no.

  • Sal parrillera o entrefina: no existe en Italia y es fundamental para el asador.

  • Comino: infaltable para unas ricas empanadas.

  • Ají molido: aquí no existe; el nuestro es un ají típico de Sudamérica.

  • Pimentón: el nuestro es muy similar al español. En Italia lo más parecido es la paprika dulce.

  • Chimichurri: nuestra típica salsa para carnes, inexistente en estas latitudes. Es mucho más fácil hidratar el contenido del sobre que prepararlo con todos sus ingredientes.

  • Batatas: las nuestras no se venden aquí. Sólo en la valija para despachar y rezando para que no te las decomisen.

  • Carne de exportación envasada al vacío: ¿se puede? No, salvo que te den un certificado especial para ingresarlo, como solían hacer en los buenos tiempos en que te vendían la carne en Ezeiza. Pero nunca me revisaron la valija en Italia. Un secreto: envasada al vacío, previamente congelada, envuelta en papel film y papel de diario, y colocada en la valija justo antes de salir para Ezeiza, llega a Italia aún congelada para ir directo al freezer.

  • Relleno de empanadas: no hay como el de Pierina, cocinado y congelado, directo al freezer (bromatólogos abstenerse de comentar).

  • Vinos: un buen Malbec o Torrontés, para regalar.

  • Dulce de membrillo: ahora, con suerte, podés encontrarlo; te contamos más en este post.

  • Dulce de batata en lata: no tan fácil de conseguir, indispensable para un rico postre vigilante.

  • Dulce de leche: hoy es más fácil conseguirlo, y si querés saber dónde, leénos en este post. Pero Sancor, Ilolay , los que en Argentina se compran en el super, aquí no llegan.

  • Mate cocido: fundamental si te quedás sin yerba, para un desayuno criollo (no te preocupes, a veces se consigue).

  • Yerba: ahora es todo más fácil, si querés más info leénos en este post.

  • Mate y bombilla: no es comestible, pero si no los tenemos, no podemos tomar mate.

  • Peperina u otros yuyos autóctonos: para los amantes del mate saborizado , no crecen en estas latitudes.

  • Galletitas materas: las típicas para acompañar el mate, como Don Satur o 9 de Oro.

  • Alfajores: cordobeses, Havanna, Terrabusi, Suchard, todo vale. Para regalar, si realmente alguien se lo merece. Sino, para comer de a poco matando la nostalgia.

  • Colaciones: solo si venís de Córdoba.

  • Criollitos y medialunas recién horneados (sí, aunque te parezca mentira, pero sólo en la valija de mano): después de tan largo viaje, no llegarán como apenas salidos de la panadería. Pero luego de unas semanas en el freezer y pasándolos por el horno, son un placer para paladares melancólicos.

  • Mantecol: aquí se encuentra un postre parecido hecho con sésamo, el nuestro es de maní.

  • Tutucas: ¡Sí! También tutucas. Sin comentarios. Las encontrás sólo en pocos negocios étnicos.

  • Tita y Rhodesia: para revivir la infancia. Y si tenés hijos, para compartirla con ellos.

  • Chocolinas: para una buena Chocotorta (acá te contamos más).

  • Bananita Dolca: seguimos extrañando la infancia.

  • Cabsha: bombón especial, para dosis pequeñas de nostalgia.

  • Pico dulce: porque sí, entre otras golosinas.

Y aunque la gran mayoría de estas cosas, hoy en día no son imposibles de conseguir en Italia, cada vez que se cierra la valija en Argentina es difícil resistir la tentación de no “completarla” (o directamente cargarla) con algunas de ellas.


De Italia a Argentina

Cómplice las ganas de compartir sabores diferentes con los seres queridos.

  • Cantucci y Vin Santo: típicos bizcochos y vino toscano. Se los suele consumir juntos: las galletitas, bien secas, se mojan en el vino antes de saborear.

  • Canestrelli: unas galletas típicas, de origen muy antiguo, y sumamente populares en Italia.

  • Amaretti: tradicionales bizcochitos sabor almendra; ya te contaremos más de ellos en nuestra receta.

  • Ricciarelli: son masas secas de confitería, a base de almendras. Perfectas para regalar a amigos y parientes. A veces van en la valija de mano, y algunos paquetes quedan en Buenos Aires “ como pago” a los pacientes familiares que hacen de taxi de Ezeiza a Aeroparque.

  • Panettone: más típico y rico que el pan dulce italiano, no hay.

  • Pan d’oro: menos conocido del pan dulce, ideal para sorprender en las fiestas. Un poco incómodo su traslado.

  • Colomba: otro original dulce leudado que se consume sólo en Pascua. Una delicia.

  • Funghi porcini secos: hongos típicos de Italia, excelentes para un regalo gourmet.

  • Pesto: típica salsa a base de albahaca, para compartir con amigos.

  • Aceto balsámico: la calidad supera ampliamente la de los argentinos.

  • Glasa de aceto balsámico: para aderezar ensaladas especiales o frutillas.

  • Café Lavazza: nada mejor que un buen café italiano para los que usan la moka o cafetera italiana. ¡Un regalo excelente en esos casos!

  • Pasta seca: cuando mis nenas eran chicas y no les gustaba la pasta seca argentina. O con algún formato divertido, para una comida diferente con toque italiano.

  • Masa de lasañas secas: van directo al horno, listas en 20 min.

  • Pizzoccheri: un tipo de pasta de harina de grano sarraceno, oriundos de la zona de las montañas alpinas.

  • Polenta taragna: una polenta muy particular, de grano sarraceno, que preparan en el Norte italiano.

  • Grana Padano o Parmigiano Reggiano: queso grana o parmesano, no está permitido ingresarlo aunque esté envasado al vacío. Si te lo encuentran, te lo retiran. Pero es tan rico, que la tentación es grande.

  • Cotechino: infaltable en las frías Navidades italianas, no tanto en las calurosas argentinas. Una especie de gran chorizo, que se cocina hirviéndolo. A pesar de ser un embutido, siendo un producto preconfeccionado y precocido, está permitido llevarlo.

  • Tarallini: galletas saladas de la Puglia, para un aperitivo a la italiana.

  • Schiacciatine: de origen mantovano, son una especie de pan crocante, seco y chato. Para un aperitivo o una merienda diferente.

  • Prosecco: el más famoso de los vinos espumantes italianos.

  • Limoncello: el típico licor de limón, quizá el más famoso de los italianos. Antiquísimo, su gusto dulce y fresquísimo, óptimo para finalizar una cena, especialmente en verano.

  • Nutella: italianísima crema de chocolate y avellanas. Perfecta para regalar, sobre todo a los más pequeños: con pan, con panqueques, en un arrollado, en una torta. Es decir: con todo aquello con lo que, normalmente, consumimos el dulce de leche. Últimamente es posible conseguirla en Argentina.

  • Turrones de almendra: deliciosos.

  • Confetti: confites o peladillas, mejor si son con almendras de Avola. Un souvenir de calidad.

  • Gianduiotti: chocolates típicos del Piamonte a base de avellanas.

  • Ferrero Rocher: sí, se consiguen en Argentina. ¡Nacieron en Italia y conquistaron el mundo! Para regalar a los fanáticos del chocolate.

Llevaría muchas cosas más, como fiambres y quesos, pero están prohibidos. Y en Argentina ¡las valijas las controlan! Sí, aunque estén envasados al vacío, quesos y embutidos, no se pueden llevar.


Si estás por viajar, y es tu primera vez “traficando” alimentos, te dejo algunos consejos:

  • el dulce de leche: nunca en el equipaje de mano; no es considerado sólido, no está permitido. Si preferís las marcas de supermercado, como Sancor, La Paulina, Manfrey, etc, no le tengas miedo a los potes de plástico: basta envolverlos muy bien con film. Si se llegaran a romper (cosa que nunca me ha sucedido), el dulce no se desparrama en toda la valija.

  • Por lo general todos los alimentos (como dulce de membrillo en pan, los paquetes de yerba, especies), es mejor envolverlos en papel film o bolsitas de plástico (por el mismo motivo que envolvemos el dulce de leche).

  • Las botellas de vino las podés transportar colocándolas en los tubos de cartón rígidos, en los que se venden los vinos finos.

  • Galletas, golosinas, alimentos preconfeccionados en general, pueden viajar en cualquier valija.

Y vos ¿qué llevás, o llevarías? ¿Fernet? ¡Ni se te ocurra: lo fabrican en Milán! Pero de él ya hablaremos otro día…


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