Son unas galletas típicas, de origen muy antiguo, sumamente populares en Italia. Se preparaban ya en el medioevo para fiestas religiosas, bautismos y casamientos.
En realidad, con este nombre encontramos diferentes tipos de galletas, según la región de Italia de la que hablemos.
La versión más moderna y más conocida pertenece a la tradición del Piemonte y Liguria. Hoy se producen en toda esa zona, incluído el “piacentino” (los alrededores de Piacenza).
La receta actual es de inicios del 1800, de un pueblo de nombre Torriglia en Liguria. Tienen la inconfundible forma de flor con el centro perforado. Se producen de forma artesanal y también industrial, por lo que es común encontrarlos en los supermercados de toda Italia.
Los ingredientes son simples: mucha manteca, azúcar, harina y huevo, pero con una preparación particular. La yema se cocina previamente, lo que me pareció muy curioso y original.
Son muy tiernos y crocantes, de un sabor muy delicado, se desarman en la boca. Se sirven cubiertos de azúcar impalpable. Nos recuerdan nuestras clásicas masas secas de confitería.
Perfectos para la hora del té, también para acompañar un vinito dulce, un espumante o un café luego de la cena.
Ingredientes
150 g de harina 00 o común
100 g de maicena
150 g de manteca
2 yemas cocidas (huevo duro)
75 g de azúcar impalpable
esencia de vainilla
ralladura de limón
azúcar impalpable para decorar
Preparación
Lo primero que tenemos que hacer es hervir alrededor de 7 minutos los huevos (el clásico huevo duro), luego descascararlos, retirar las yemas cocinadas y pisarlas con un tenedor.
En el contenedor de la batidora (o similar) mezclar muy bien la harina con la maicena y agregar el azúcar. Luego la ralladura de limón, la manteca en trocitos pequeños y bien fríos, la esencia de vainilla y las yemas pisadas. Mezclar hasta obtener un compuesto blando y de color claro. Si utilizás la batidora, te aconsejo usar el batidor de gancho. Sino, una cuchara de madera.
Con las manos terminar de unir bien la masa, envolverla en papel film y hacerla descansar en la heladera alrededor de una hora.
Estirar la masa con el palo de amasar entre 2 hojas de papel de horno hasta alcanzar un espesor de alrededor de 1 cm. Cortar las flores con un cortador de galletas de unos 3 cm de diámetro, presionando suavemente. Acomodar en una placa enmantecada y enharinada, y con un cortador de 1 cm de diámetro (por ejemplo una boquilla para decorar) hacer el hueco central. Dejar descansar nuevamente en la heladera unos 10 min.
Hornear a 170° durante 15 min. No deben absolutamente dorarse. Retirar del horno cuando aún están blancos y dejar enfriar sin tocarlos.
Una vez fríos espolvorear con azúcar impalpable.
Se pueden conservar varios días en una lata o frasco hermético bien cerrado.
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