Todo argentino sabe qué es el mate: la bebida típica de nuestra tierra. Pero ¿cómo se lo explicamos a un italiano? Proclamado “infusión nacional” por el Congreso de la Nación en el año 2013, el mate NO es sólo una bebida. Repasemos juntos el por qué.
Un poco de historia
El origen del mate se remonta a usanzas de los indígenas guaraníes, pueblo nativo del sudamérica y ubicado entre el NO de Argentina, Paraguay y sur del Brasil. De esa zona es originario el árbol de cuyas hojas proviene la yerba mate. Esas hojas, eran objeto del culto de los guaraníes, quienes también las masticaban, preparaban con ellas bebidas, y hasta las usaban como moneda de cambio con otros pueblos.
Fueron los conquistadores quienes favorecieron la expansión del mate en todo el virreinato, después de aprender de los indígenas los usos y virtudes de aquella planta.
La palabra mate proviene del quechua, lengua amerindia que hablaban los indígenas del mismo nombre. In quechua mati significa calabaza, que es el contenedor en el cual se preparaba originariamente la infusión, y aún hoy uno de los más usados.
Con el término mate, no sólo nombramos la bebida sino también el recipiente que usamos para tomarla. El mate tradicional, como decía, es el de calabaza, del cual existen muchas variantes: con decoraciones y detalles en metales como aluminio, alpaca y hasta oro y plata, o forrados en cuero o tela. Pero las opciones son muchas: de madera, metal, o cerámica ; los más modernos de silicona o vidrio, ya sea transparente o colorado; o el particular mate de “guampa”: hecho con cuerno de vaca. Si hablamos de la bombilla, la originaria caña de bambú usada por los guaraníes, con un extremo sellado y con pequeñas perforaciones, dejó paso con los años a las más cómodas y sofisticadas de metal. Las encontramos realizadas en aluminio, alpaca o plata y/o oro y en los últimos años, de acero quirúrgico; se distinguen por la forma y complejidad del filtro o coco (filtro fijo o removible, por ejemplo); las hay cortas y largas, y todas ellas en versiones con y sin decoraciones.
¿Cuál elegir?
Para elegir el mate, la forma y el material con el que está hecho, van a influir (o no) en el gusto, el tipo de uso, y la forma de limpiarlo y mantenerlo. Por ejemplo: según el tipo de madera que se use para realizarlo, cada mate adquiere un sabor particular. Los mates de metal, vidrio o silicona, son más fáciles de limpiar y mantener y no se necesita “curarlos” previamente. Con los mates de vidrio hay que estar atentos a los cambios bruscos de temperatura, por lo cual son más usados para mates fríos.
Para elegir la bombilla, si partimos del material con el que está hecha, son recomendadas aquellas realizadas en materiales nobles como la alpaca o el acero quirúrgico: son más resistentes y no contaminan el sabor del mate. En cuanto a la forma, es importante que ésta permita un flujo adecuado de agua y sea fácil de limpiar. Y, fundamental: ¡que no se tape!
Por supuesto, no menos importante a la hora de elegir el mate, es… ¡que te guste!
Las opciones y combinaciones, como ves, son muchísimas; y en la elección es mejor considerar varias cosas (cómo tomes el mate, la yerba que utilices, cuanto tiempo le dediques a su cuidado, etc). Así que, parafraseando a los italianos que dicen “un italiano, un caffè”, nosotros podríamos decir “un cebador, un mate”.
Formas de gustarlo
El mate tradicional es el que se toma con agua caliente. Y aunque ésta es la versión más difundida, existen también el mate de leche (se reemplaza el agua por leche caliente), el tereré (se usa agua o jugo bien frio; tadicionalmente se le agrega algún aroma a la yerba, como menta, o carcaritas de algún cítrico), el mate en pomelo (se usa el pomelo como contenedor, abierto en un extremo y con un hueco en el centro que contendrá la yerba y la bombilla),y finalmente el mate cocido (se prepara como si fuera una infusión o te; se lo puede beber solo, con leche o con hielo).
Además, el mate puede ser cebado dulce (con azúcar o miel) o amargo, hay quien agrega a la yerba cascaritas de algún cítrico (limón, naranja, etc) o hierbas (cedrón, menta, etc). Y quien coloca en el mate, mezclandolo a la yerba, un poco de café.
¿Cómo se prepara?
Si el mate fuera italiano, seguramente existiría la receta DOP de cómo preparalo: un número de pasos a seguir, detalladísimos y ordenados (con cantidades exactas, por ejemplo), con ingredientes bien definidos (no hablaríamos simplemente de “yerba”, sino que definiríamos explicitamente que tipo de yerba en particular) y cuyo resultado sería siempre igual (o casi) y garantizado. Pero como NO lo es, te voy a dar la que en general se considera “la” receta. Cada tipo de mate (tradicional, cocido, etc) tiene su procedimiento. Aquí te explico cómo se prepara el típico: el tradicional.
Para empezar, poné a calentar el agua. Podés usar la tradicional pava, o una moderna pava eléctrica.
Mientras el agua se calienta, colocá yerba en el mate hasta completar las ¾ partes de su capacidad total, y no más. Esto es así, porque con el agua caliente, las hojas de yerba se hidratan y aumentan su volumen, de modo que ese ¼ de capacidad que dejamos libre nos asegura que tendremos espacio suficiente para agregar el agua y permitir a las hojas que se hidraten bien, liberando todo su sabor.
Una vez colocada la yerba, con la palma de una mano tapás la boca del mate, lo girás completamente (poniéndolo boca abajo, digamos) y lo sacudís con energía. Este paso es necesario para obtener una mezcla homogénea de los componentes de la yerba: hojas, polvo y palos. Luego, lo volvés a girar despacito, de modo que la yerba no quede distribuida completamente horizontal, sino que quede una parte un poquito más baja respecto al resto (a unos 45° más o menos, respecto al plano).
Ahora, echá un chorrito de agua fría en la parte con el nivel de yerba más bajo y deja reposar el mate un momento. Lo que queremos es que el agua llegue al fondo del mate, y comience a hidratar la yerba, preparándola para el cebado.
A continuación, colocá la bombilla en el huequito que se formó echando el chorrito de agua fría. Tratá de acomodar la bombilla, dejándola lo más firme posible.
Mientras tanto, andá controlando el agua, que NO tiene que hervir. En teoría, la temperatura ideal debe estar entre los 75° y los 80°. Si usás una pava eléctrica, basta fijar la temperatura deseada. En Argentina, muchas de ellas incluyen en el selector de temperatura el “punto mate”. Yo, que uso una pava tradicional colocándola en el fuego, uso el oído: cuando el agua empieza a hacer ese típico ruido que anticipa que se está preparando para hervir, el agua está a punto.
¡Ahora sí, está todo listo para que comiences a cebar el mate!
Estos, son los pasos básicos a seguir para preparar un buen mate. Y acordate que el sabor, depende mucho del tipo de yerba y del mate que uses. Si sos (o te hacés) matera como yo, con el tiempo y tomando muuuuuchos mates, descubrirás cuál es TU mate. ¿Mi preferido? Con una pizca de miel en el agua, y cascarita de limón en la yerba. Y por supuesto… ¡de calabaza!
Si querés saber dónde comprar yerba mate en Italia leenos en este post . Si además querés comprar un equipo de mate o algún otro producto argentino acá te dejamos más información.
¿Querés conocer más sobre el mate? Te recomiendamos que visites el sitio del Ministerio de Cultura de la Nación de Argentina (https://www.cultura.gob.ar/historia-mitos-y-secretos-del-mate_6821/) y el de Yerba Mate Argentina (https://yerbamateargentina.org.ar/).
Si querés saber qué es el mate para los argentinos, no te pierdas este poema “Un mate y un amor”, del periodista argentino Lalo Mir . De toda la literatura dedicada al mate, este poema, es una de nuestras piezas preferidas.
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